En un mundo impulsado por la innovación, identificar a tiempo las tecnologías emergentes puede marcar la diferencia entre liderar el cambio o quedarse atrás. El informe «Weak Signals in Science and Technologies – 2024», publicado el pasado 17 de febrero por el Joint Research Centre (JRC) de la Comisión Europea, nos sumerge en el fascinante universo de las señales débiles o weak signals — indicios emergentes Al principio pueden ser difíciles de detectar o interpretar, pero pueden proporcionar información anticipada o «pistas» sobre futuros potencialmente importantes, como Cisnes Negros, retos y oportunidades

El informe identifica 221 tecnologías emergentes en 12 áreas clave que van desde la inteligencia artificial hasta la agricultura sostenible. Estas señales, permiten anticipar posibles disrupciones y orientar políticas públicas y estrategias de innovación.

El informe del JRC identifica 221 señales débiles en ciencia y tecnología para anticipar disrupciones futuras y orientar políticas de innovación.

El informe destaca una gran diversidad de campos en los que estas tecnologías emergentes están tomando forma:

  • Materiales avanzados y manufactura: Con innovaciones como materiales auto-reparables o nanomateriales multifuncionales, este sector busca mejorar la eficiencia, la sostenibilidad y las capacidades de producción.
  • Aeroespacial: Este sector está viviendo una revolución con tecnologías como las aeronaves eléctricas de despegue y aterrizaje vertical (eVTOL), el desarrollo de combustibles sostenibles para aviación y la expansión de las redes integradas espacio-aire-tierra, que prometen mejorar la conectividad global y la movilidad aérea urbana.
  • Digital Twin: Los gemelos digitales están ganando terreno en múltiples sectores, creando réplicas virtuales de ciudades, sistemas agrícolas o incluso cuerpos humanos. Estas tecnologías permiten simular escenarios complejos, optimizar procesos y prever problemas antes de que ocurran, facilitando una toma de decisiones más informada.
  • Inteligencia artificial y machine learning: Se observa un fuerte enfoque en tecnologías que abordan la ética, la privacidad y la transparencia, como la IA explicable o el aprendizaje federado, además del auge de los modelos de lenguaje de gran escala.
  • Biotecnología y salud: Desde vacunas de ARNm hasta nuevas terapias como la inmunoterapia con células CAR, las tecnologías emergentes en salud apuntan hacia tratamientos más personalizados y precisos.
  • Energía y sostenibilidad: Innovaciones como el hidrógeno verde, sistemas de almacenamiento avanzados y nuevas técnicas para la captura de carbono buscan acelerar la transición energética.
  • Agricultura y medioambiente: Tecnologías como la agricultura regenerativa o los sistemas agro-voltaicos exploran formas más sostenibles de producir alimentos y energía.
  • Cuántica y criptografía: Aunque aún en sus primeras fases, las tecnologías cuánticas avanzan rápidamente con desarrollos en criptografía resistente a la computación cuántica, ordenadores cuánticos y aplicaciones como el descubrimiento de fármacos cuántico. Estos avances prometen transformar sectores como la seguridad digital, la IA y la investigación biomédica.

Una de las conclusiones más relevantes del informe es el análisis comparativo entre las regiones líderes en ciencia y tecnología. China y los Estados Unidos dominan la carrera en la mayoría de los sectores tecnológicos emergentes. China, en particular, muestra una especialización destacada en materiales avanzados, energía y movilidad, mientras que EE. UU. mantiene su liderazgo en áreas como inteligencia artificial, biotecnología y tecnologías espaciales.

¿Y Europa? El informe revela luces y sombras en el ecosistema de I+D europeo:

  • Fortalezas: Europa destaca en áreas como inteligencia artificial y machine learning, biotecnologías y energías limpias, aportando un volumen significativo de publicaciones científicas, algunas de alto impacto.
  • Debilidades: A pesar de su fuerte producción científica, Europa presenta una menor actividad en patentes frente a China y EE. UU., lo que refleja una brecha en la capacidad de comercializar y escalar estas tecnologías. Además, el ecosistema europeo se percibe fragmentado, con muchos actores pequeños que dificultan alcanzar una masa crítica en ciertas áreas clave.
  • Colaboración internacional: El informe también señala que Europa mantiene altos niveles de colaboración científica, especialmente con Estados Unidos y China, aunque estos últimos tienden a colaborar más entre sí.
Aunque Europa destaca en producción científica, sigue rezagada frente a EE. UU. y China en la comercialización y escalado de tecnologías emergentes.

Como hemos descrito al inicio, las señales débiles no son predicciones y por lo tanto algunas de estas tecnologías podrían no ser exitosas o incluso cambiar radicalmente industrias enteras.

Para Europa, estas tecnologías representan una oportunidad y un desafío: fortalecer su capacidad para traducir su liderazgo científico en innovaciones aplicadas, impulsar una mayor cohesión entre sus actores de I+D y fomentar políticas que faciliten la transición de la investigación al mercado.

En definitiva, estar atentos a estas señales débiles no es solo un ejercicio teórico, sino una necesidad estratégica para anticipar el cambio y orientar la innovación hacia un futuro más sostenible, ético y competitivo.

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